Perfección,
no es lo que ves cuando te miras al espejo,
cuando sueltas un grito desesperado por no alcanzar líneas rectas
de polvo blanco.
Exigente con cada meta inalcanzable,
fotos y más fotos que enfurecen tu ser y te hace gastar verde en
operación,
modelo de sufrimiento y lamentación que baja tu mirada y
autoestima al suelo,
curvas indescriptiblemente hermosas recubiertas por bello suave y
aterciopelado que demuestran la mujer que eres.
Dientes torcidos amarillentos con risa autentica, la perfección
eres tú, no es tu cuerpo ni ojos ajenos, eres tú.
Centímetros con pequeños pechos alimonados, dulces y tiernos,
hueles a sexo y felicidad.
Pies descalzos y sucios que te enseñan a recorrer infinidad de
colinas,
aquí nadie juzga.
Mímate con tus manos lisas y fuertes y ámate como nadie lo ha
hecho antes.
Se te ensuciaron las gafas otra vez y pierdes elasticidad.
No necesitas aprobación grupal ni aplausos en forma de clics,
eres hermosa,
así misma
despeinada y ensuciándote cada vez que comes,
envuélvelo pero sin lazo ostentoso,
es para ti,
te lo has ganado, sonrisa cortada y torcida,
perfección.
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