Me recriminas que no persiga ambiciones que me bañen en oro,
pero envidias la libertad de ir a cualquier lugar sin un corazón
que me ate excepto el mío.
Los días pasan sumando daños escondidos tras unos labios rojos.
No quiero tu caridad, estoy bien, no pasa nada.
Escucho lo mismo cosiendo este trozo de recuerdo con hilo de
juventud que me añade arrugas sin darme cuenta.
El sol te dora la piel y tus ojos son más verdes que nunca.
Este bosque de experiencias y palabras que nacen en ramas pobladas
de amantes desolados.
No me asustes con tu sonrisa, he pasado por demasiado para dejarme
intimidar por ti,
ya sé que debería haber seguido tus consejos, nunca es tarde para
salir a tomar el aire, correr, comer bien...toda esa mierda que te hace sentir
bien.
Impulso de dulce y sofá es lo que me queda,
hundirme en esta habitación diciendo lo que podía haber sido,
escribiendo lo que podía haber tenido.
No me hagas reír, me pones vulnerable deshojando las flores de mi
jardín.
Vuelvo a llegar tarde a mi cita y no tengo suficiente dinero para
invitarte a un café.
Dejémoslo para otro día,
cuando aúlles en mi portal, al verme con
otro, resurgirá tu penitencia entre rejas por desaprovechar y perderme entre
tus escombros.
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