lunes, 9 de marzo de 2015

Entrada 3

Cruce de miradas, de trabajos, de labios y de manos.
No puedes desprenderte de mí.
¿Por qué no me dejas seguir? Hazme un favor y olvida lo que hubo entre los dos.
Incluso prometido vuelves y repites el néctar de placer que buscas entre mis piernas cuando quieres fantasear con una vida distinta.
Demasiados inviernos preocupándome por ti,
mis lágrimas solo tienen valor a escondidas, igual que nuestro sexo.
Mi mirada sigue envejeciendo con la ilusión de ser la escogida, de ser tuya.
Estas paredes saben cuánto me esfuerzo en poseerte y darte mi alma,
cuando al final solo queda mi envoltorio a los pies de la cama.
Sólo te importas tú mismo
¿Por qué me engaño?
Me vendes tu argumento más preciado cuando vas cogido de su mano
Te podría enterrar pero no lo hago, no quiero decepcionarte, prefiero hacerlo conmigo misma.
No entiendo cómo me manipulas de esta manera,
sólo me siento querida cuando hago el amor contigo y me empeño en pensar que no hay otra.
Pienso en  tus dedos acariciando  mi piel, la ternura de tus labios sedientos de deseo y tus ojos lujuriosos delineando mi figura, estos ojos que tanto me pierden del mundo.
La hora de partida ha llegado golpeándome más fuerte cada vez con más intensidad.
Dolor y resentimiento para desayuno ahora si imaginando la llegada a tú realidad de intimidad y amor verdadero.
Seguro que no la miras con los mismos ojos con los que me miras,
estas buscando la manera de cortar el paso del tiempo con un amor no deseado y caerás a mis brazos antes de la hora de comer.
Incluso mis mentiras me hieren más que las tuyas.
No sé qué hacer,
te conocí joven y me malcriaste.
Incluso se te ve feliz, ingenua al no odiarte.

Dulce amanecer con foto enmarcada, anillo y alma rota que sigue merodeando entre risas y cafés.

No hay comentarios:

Publicar un comentario