Vuelve a mis brazos el mismo escenario,
las mismas palabras hirientes con las que acompañar la cena.
Lazos punzantes que me alejan de aquí.
Repites que es por culpa de mi poco interés
y ni si quiera sabes que pienso , como me siento con ciertos
espectáculos repetitivos que
me provocan y explotan tan dentro de mí que me apartan lejos de
este lugar.
El corazón se acelera y grita muy fuerte siempre la misma
historia,
la misma que me supera, me atraviesa y me hace callar más de
lo que debo.
No soporto más este teatro, tan intenso, tan vulgar y maltratado
que me hace pisotear mi
sonrisa.
Duérmete al ritmo del zumbido de las moscas,
esta es la tranquilidad que buscas,
no tienes ni remota idea de mis líneas, mis miedos, mis llantos,
mis risas.
Todo está igual,
no cambia ni con los años, ni sabiduría, ni madurez,
a pesar de tus idioteces pienso en todo lo que puedo hacer lejos
de aquí, lejos de esto,
lejos de esta psicótica realidad que me enloquece con solo
mirarla
y lo voy hacer, gracias a mí, solo para mí.
Estos ronquidos me graban en el pecho de dónde vengo y hacia dónde
ir
mientras mis cicatrices profundas me reclutan bajo mis
brazos para sufrir lo que escribo.