jueves, 12 de marzo de 2015

Diamante en bruto

No tienes tiempo,
arrastras los pies
y siempre te ahogas cuando al reír intentas hablar.
Desafías mis pertenencias,
luces tatuajes que recuerdan el joven que fuiste,
y no miras horizontes ni amaneceres.
Práctico de collar dorado y de lívido fácil,
ironizas sobre mis argumentos y me das la mano al cruzar.
Hoy me arreglado para ti ¿Lo notas?
Mírame, tócame y sácame ese pelo que siempre me tapa la cara cuando no me doy cuenta.
Otra vez te has quedado dormido con la ventana abierta,
madrugo para cubrirte con las sábanas blancas,
sábanas de secretos inimaginables.
Agua calmada y en constante movimiento.
Puede que no seas tú.
Definitivamente soy yo.
Demuestra lo que eres,
dibuja el retrato de ayer,
y colorea mis ilusiones.
Abre la puerta,
distante con mirada dispersa,
no vuelvas a entrar,
recoge tus diamantes, tú reloj de oro,
y mándame esa postal que me prometiste.
Tu soledad me guiña el ojo y me asoma al borde del precipicio.
Pedalea fuerte y alcanza tu meta,
cuando quieras llama.
En el comedor está el jarrón de cerámica que rompiste.
Respira, cierra los ojos y deja de fumar.
Un día te levantaras entendiéndolo todo,
de momento no llores,
usa esta sonrisa de terrible modestia que me habla con tono neutro y me miente dejándolo todo al azar.
Vuelve a tocar el bajo y disipa el brillo de tu paso,
tal vez hoy sea el día
en el que la verdad aprisione tus besos

y me golpee con dulce temor.

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