domingo, 19 de diciembre de 2010

Pongamos que hablo de ti

Tengo que encontrar algo en que creer,
algún lugar dónde refugiarme,
para calmar esta ansiedad que surge cuando no tenemos esos abrazos que nos calman ni ese hombro en el que llorar cuando estamos asustados.
Nacen cosas difíciles cuando tienen que morir rápido, sin embargo, son de lo más fáciles cuando te apuntan a ti.
No podemos llevar encima todo esto sin doblar la espalda o ponernos de rodillas, tal vez, sea mejor dejarlo en el suelo y levantar la cabeza.
Que guapa que estás cuando sonríes de esta forma, no gires la cara, quiero que me mires a los ojos y veas como reluce tu rostro cuando se refleja en ellos.
No hace falta ordenar estos papeles, déjalos y huyamos.
Tantos planes hechos al azar y tirados al aire cuando al final sale el que menos te esperas, sin ahogar ningún suspiro.
Vamos a ascender juntos, fundiéndome y acariciando tu suave piel mientras beso tus alegrías.
Solo escribo para matar las horas y aprisionar este maravilloso tiempo que pierdo pensando en ti.
No me lo tengas en cuenta, sal y camina hasta que no tengas aliento para decirme que no.
Guárdame el secreto y hagamos el amor con nuestras tristezas,
esta vez, parecen tan absurdas que me da por reír,
será porque mi cuerpo ha empezado a bailar debajo del firmamento contando estrellas mientras tarareo mi canción favorita, será por ti.

No lo sé, tan solo enmudezco con los escalofríos que se van adueñando de cada parte de mi ser, son solo tonterías, maravillosas tonterías que hacen despertar una suave y cálida sonrisa dentro de mí.

2 comentarios: