miércoles, 11 de febrero de 2015

Enero 15

La mente tan perpleja, tan poderosa.
Es increíble como amoldamos los pensamientos a nuestros deseos,
algo que vemos tan real, tan intenso y tan vívido se convierte en cenizas.
Donde brillaba el sol con tanta fuerza ahora solo se cubre de nubes que incluso dejan entrever la claridad del día.
El aire es frío.
Con unos segundos modificamos y volvemos a cambiar la escena.
A lo mejor sí, me engaño,
no he podido ni acabar el cigarro,
y el verano me parece más otoño que nunca.
El tiempo se acompasa con lo que pienso de ti,
tantos meses idealizando a alguien que se convirtió en nada.
Ya me decías que tenía que dejar de soñar,
nada es real, todo ficticio.
Tienes razón, la densidad que desprendes me hace despegarme de ti, alejarme aún más de la brisa que me iluminaba los ojos cuando pensaba en ti.
No estoy triste, es una lección más en mi libro.
El capítulo se acabó, no vivo de ilusiones que deseo inconscientemente.
He llegado a la estación, el tren está por salir y justo allí tengo mi tren

que me llevará lejos bien lejos, al sitio donde aprendí tantas cosas y me llenó el corazón de sabiduría y fuerza para combatir cualquier tormenta y exhalar una vez más este aire que me vio crecer.

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