jueves, 26 de febrero de 2015

Entrada1

Siempre olvido la lección en la última canción, en la esquina, en la última cerveza.
Constelaciones que provocan alejarme lejos, bien lejos, dónde poder reír de lo que me oprime,
pero me doy cuenta que la única persona capaz de hundirme soy yo.
Sola y lejos afrontando más que nunca las sombras de mis agresiones.
Te di toda mi intimidad, mi cuerpo y ni siquiera me acuerdo de tu nombre, no le pongo cara a tu rostro y ni tan sólo me viene un buen recuerdo cuando nos imagino haciendo el amor.
Recuerdo neutro, sin palabras ni comida para cocinar.
He arrancado todos estos cuerpos desnudos y débiles de mi mente,
éstos cuerpos que tan sólo quieren escapar de sus vidas sin sentido llenándolas con sexo barato.
Tengo cosas más importantes que pensar que en ti.
No te pienso llamar aunque el protocolo te haya echo darme tu móvil y todas tus páginas en redes sociales.
No pudiste ni hacerme llegar al orgasmo y no creo que puedas robarme una sonrisa, ni tan siquiera darme alguna idea para discutir.
La lista pierde sentido y soy incapaz de enamorarme.
No juego contigo, ni con vosotros, tan raro os parece que una mujer sólo quiera sexo y luego no quiera saber nada más.
Acostúmbrate, crece y madura.
Esta noche estoy tranquila, si quieres te doy mi hombro para llorar.
Te daré consejos y sexo oral pero no me pidas compromiso.
El cigarro de hoy me sabe mejor que nunca, con media sonrisa inhalo una gran bocanada de humo mientras te observo allí estirado hablando de todo lo que te gusta de mí como un idiota.
No hace falta que hables tanto, estas aquí solo para darme placer y hacerme olvidar del caos, de esas malas palabras, de los gritos, peleas, la bronca de hoy con mi jefe, la presentación del jueves que me lleva preocupando todo el mes, y el cumpleaños que se me olvido.
Sigo fumando, ya está amaneciendo.
Me visto lentamente mientras no dejas de clavarme los ojos en todos mis movimientos.
No quiero tus abrazos, una carcajada, un beso y me despido de ésta habitación dónde las cosas no tienen mucho sentido y se olvidan al cruzar la puerta.
Dejando este hombre desnudo en mi espalda avanzo con paso firme y una sonrisa pura y autentica como yo.
Esta mañana he recibido más buenos días que nunca, debe ser mi cara irradiando felicidad.

Pequeñas cosas que me dicen que hoy será un gran día, con humor optimista y risa fácil.

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