No escribas, no maltrates este lápiz que fluye en
palabras manchadas de
sangre y tristeza.
Cuándo me hundo te quiero abrazar y salir rompiendo
este silencio que
interrumpe parágrafos de sinceridad.
Levántate, te gusta estar sola, te gusta sufrir.
Perpetuando el sufrimiento me salen los mejores
versos.
Sabes que eres mi inspiración, siempre que rompo
corazón cojo lápiz y hoja
para demostrarte que no soy ningún monstruo.
Estoy afilando los cuchillos que taladran los ratos de
soledad que quiero
destruir besándote una vez más.
Sé que acabaré mirando atrás y llorando.
Melancolía crónica con reflejos de manía coloreada.
Me solías decir que todo iría bien, que estaría bien.
Discuto conmigo por ti pero la brisa lleva un brote de
esperanza,
esa esperanza que hace desaparecer las imperfecciones
de las cicatrices que
dejamos en esa cama compartida por dos cuerpos
desnudos e inocentes.
No sabía dónde llegaríamos, pero esas sábanas grabaron
cada segundo
compartido con aguja hirviendo para convertirse en eterno
y crear estas líneas
que escribo.
No puedo dejar de escuchar esta canción,
cualquier excusa es buena para recordar tu sonrisa y
secar la lagrima que cae
en memoria de tus palabras, tan dulces, tan pasadas,
tan eternas.
Escucha la canción, relájate y escribe,
acabarás de conocerte cuando acabes de leerlo todo.
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