miércoles, 19 de septiembre de 2012

Nadie y tú

No chilles, no te pongas nerviosa, siempre te duelen estos pinchazos y lo sabes.
No escribas, no maltrates este lápiz que fluye en palabras manchadas de
sangre y tristeza.
Cuándo me hundo te quiero abrazar y salir rompiendo este silencio que
interrumpe parágrafos de sinceridad.
Levántate, te gusta estar sola, te gusta sufrir.
Perpetuando el sufrimiento me salen los mejores versos.
Sabes que eres mi inspiración, siempre que rompo corazón cojo lápiz y hoja
para demostrarte que no soy ningún monstruo.
Estoy afilando los cuchillos que taladran los ratos de soledad que quiero
destruir besándote una vez más.
Sé que acabaré mirando atrás y llorando.
Melancolía crónica con reflejos de manía coloreada.
Me solías decir que todo iría bien, que estaría bien.
Discuto conmigo por ti pero la brisa lleva un brote de esperanza,
esa esperanza que hace desaparecer las imperfecciones de las cicatrices que
dejamos en esa cama compartida por dos cuerpos desnudos e inocentes.
No sabía dónde llegaríamos, pero esas sábanas grabaron cada segundo
compartido con aguja hirviendo para convertirse en eterno y crear estas líneas
que escribo.
No puedo dejar de escuchar esta canción,
cualquier excusa es buena para recordar tu sonrisa y secar la lagrima que cae
en memoria de tus palabras, tan dulces, tan pasadas, tan eternas.
Escucha la canción, relájate y escribe,

acabarás de conocerte cuando acabes de leerlo todo.

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