miércoles, 14 de enero de 2015

Sueños


Respiro infinidades de palabras en verso,
que me salen solas con la desesperación de cada momento cuando me derrumbo.
Quiero sacar las batallas que hay en mi mente y me perturban con un sinfín de nostalgia.
El estado de ánimo  tan versátil, tan disperso, tan inestable que hace que no pueda ni estar a mi lado escuchando mis delirios perpetuados que no me dejan vivir en paz.
Hay un largo recorrido dónde me encuentro apacible y siento que voy a explotar  en cualquier momento.
No hay diálogo externo demasiado profundo.
¿Por qué no empiezo conversando conmigo misma?
Hace semanas que no duermo bien, tampoco dibujo falsas sonrisas para no desentonar con la multitud.
No hay explicación para este desnivel de tolerancia, para los escasos mitos que me atan a un sin vivir de dolor de cabeza.
Esta noche es más fría que las otras, tengo que abrazarte, ahora más que nunca, para mantener mis sueños bien guardados.
Las inseguridades que agujerean las paredes de mi sien, son tan intensas que no dejan de presionar cuando intento conciliar el sueño, puede ser el motivo de mi insomnio o puede que no encuentre satisfacción en nada de lo que hago, ningún motivo ni placer.
Los excesos que he dejado atrás me hacen estar extremadamente alerta de mis fracasos y no me dejan vivir.
No puedo hablarte sin alzar la voz.
Siento que eres el culpable de mi desesperación.
Entiendo tu huida y tus lágrimas.
No es fácil entenderme. No es fácil. Yo no lo hago.
A veces soy yo misma y a veces me convierto en otra persona para intimar y analizar los detalles que graban los problemas que tengo que resolver.
Mira las estrellas al respirar pausadamente,
cuenta hasta tres,
y espérame en la salida cuando esté preparada te buscaré sin obstáculos

para ascender entre esta niebla que sobreviene ligera para dejar entrever tu hermosa sonrisa que realza la seguridad que me transmites y me ayuda a avanzar.

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