jueves, 17 de enero de 2013

Reloj de cuerda

Tiempo en el que el latir de tus sentidos te hacen sentir más

vivo que nunca,

momentos en que tan sólo tienen sentido el volar de los

pájaros,

al alejarte de las paredes que te rodean aparecen los mitos

erróneos que habías figurado como imposibles. 

Existes y paras el mundo con tu mirada al ver la infinidad de

horizontes inalcanzables,

las ideas fluyen cada vez más rápido y no pierdes ni un

minuto para escoger.

Piedras fijadas que no puedes hacer desaparecer pero el

coraje te hace zambullirlas,

no son nubes lo que hay encima tuyo sólo tu aliento tomando

camino en tu viaje.

Destacar y apreciar tantas cosas sin descender.

El poder que tienes encima de ti es ineludible, intransferible.

Dulce vulnerabilidad que te hace aprender muy rápido al

torcer el rumbo.

Ninguna impresión es cierta ni ningún pensamiento inmóvil.


Corren las aguas de este río que se está trastornando,

imágenes corruptas que ensucian el sentir de tanta gente ,

tan poco real, tan efímero.

Las cosas que parecían tonterías ayer se han trasformado en

verdades absolutas,

es imposible plasmar ningún sentido al girar la página.

Cada par de ojos que cruzas, que te ayudan, desprenden la

sutileza del eterno reencuentro.

Conectar tan fácilmente con la naturaleza con cada ser que se

acerca con mirada inocente.

Piezas que miran reencontrándose en otros puntos del

espacio que poseen una belleza asfixiante.

Si no tomas la oportunidad para no morir te hundes para no

explorar los pasos que puedes escribir,

quiero aprovechar contigo este baile,

me ofreciste la partitura donde pongo silenciosamente mis

notas y donde reencuentro cada aliento con todo lo que te

echo de menos.

Una vez más confío en ti,

una vez más me arriesgo, da igual que no se ajuste y las

huellas aún siguen frescas para poder destacar entre las

palabras que escribo. 


                                                                                                                    

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