sábado, 9 de diciembre de 2017

Prosa de medianoche

Corriendo a todos los lados obvias las oportunidades que te llegan en el aire.
Estado catatónico ligero de potencial y atrevido con mis deseos,
utilizo el tiempo para desgarrar sabiduría barata.
Hoy estoy mas dispersa de lo normal, hundida entre pensamientos no brindo a tu salud.
Recapacitar reiteradamente con detalle los pasos recorridos,
gráficas con subidas de tensión que hace que te comas el mundo.
Las personas somos así de incoherentes,
coordenadas de repetición que encajan entre si para dar sentido a tu camino,
contacto entrelazado de pequeñas sorpresas que aliñan tu porvenir.
Mundo interior con universo,
la bocanada de aire que tomaste te llena los pulmones de coraje,
restaura este peldaño que llevas aplazando por falta de días,
el tiempo es valioso, no malgastes horas en el sofá.
Esta tontería que hizo soltar una carcajada y me dijo que todo iba a ir bien.
Analizando mis lineas todo se reduce a lo mismo,
situaciones que hacen retroceder en un espiral de dudas y frustraciones y me aburren enormemente.
No estoy tan mal como parece, o a lo mejor solo finjo para no tener que soportar esta conversación de contratiempo,
el problema lo tengo yo, pero amar supone amar los defectos, y para amarte hacer las paces contigo y con el mundo.
Coge todas las cosas malas y échalas en mi regazo, voy a cuidar de ellas,
gota de sangre de poros entreabiertos y mascara de fortaleza y decisión.
No todo es lo que parece ni lo que parece es algo para tomar en cuenta.
Ni siquiera se ve la fuga,
pero han pasado tantos años que parece absurdo arrastrarlo al ahora.
Absorta en esta terraza todo detona a conversaciones conmigo misma y me hipnotizo con vidas en mis ojos, las vidas que tocan y tocas, olvidadas, queridas y dolidas.
El fuego se enciende y se apaga pero aunque la llama arda con mas fuerza, las cenizas tienen el mismo temido final.
Estoy luchando por lo que quiero ¿sabes? y aunque con aliento perdido no se me da tan mal.
Las sonrisas que llenan los vacíos con ternura, pero que llevan escritas historias con miedos en las comisuras.
Una vez lo entiendes es fácil compartir afinidades aleatorias con personas que siempre van a estar allí.
Poner el máximo significado posible a tu error,
la teoría de las horas que no excusan mi mala practica para hacerlo bien pero que siempre depende de quien la recibe.
Siempre he sido mala con las palabras pero mis ojos te dicen lo que mi corazón quiere que escuches y lo que mis labios no pueden escribir.
Manantial de emociones que no le llega palabras para describirlo
y perpetua la melancolía del artista olvidado.
Horas de espera, colas y el tiempo que no espera ni la vida, ni la cordura para desvanecerse en un suspiro.
Que insignificantes que se ven las lágrimas pasadas que recorren tu cuerpo en forma de calidez.
Has perdido el autobús y has tenido que correr como siempre para atraparlo, ritual efímero que despierta potencial y rutina.
Al final no eres tan especial como pensabas,
hay guión para todo lo que te haces tuyo.
Inmunidad perpetuada por bucle de recuerdos que entierro durante el día,
palabras sin sentido que queman mi papel para sanar lo que siento.
No eres tu, no soy yo, somos nosotros.
El destino de viaje despierta curiosidad a mi prosa.
la línea entre estar o no estar la tiene una llamada de espera.
Empieza a refrescar y saliste a la calle menos abrigada de lo que deberías, acércate y tomate un té, el calor reconfortante que deja en tus manos, te dibuja una sonrisa en tu rostro,
inicio y fin, mi culpa o la tuya.
Que me gusta estar bien cuando se esta bien me solía repetir,
alivio de metal fundido por orgullo.
Me llevo bien con mi verdad, hemos echo las paces y escoge los versos que le interesa.
Es hora de echar todos las sobras de mi cabezal a la basura,
no quiero demostrar nada.
Entre tanta letra siempre hay una buena frase que recordar
aunque las últimas siempre se cuestan de encontrar,
añade palabras desorganizadas para tomar sentido de caballero y dragón.
Aún con sueño el punto final se alarga para rellenar vacíos.
No hay nada lo bastante temido como para no salir de ello.
Ésta vez me siento mas cerca que nunca,
que bonito es mirar atrás y sonreír, pero lo es todavía más cuando lo haces mirando hacia delante.
Sincerarme conmigo misma entre prosa y prosa y enseñarme el color de las cosas hermosas.


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